Hace tanto que malgasto el tiempo que dejé de contabilizarlo.
Con inaudita maestría le he ido restado transcendencia a todo que entre pitos y flautas, idas y venidas, dimes y diretes, atesoré únicamente abandono.
A mi manera, alguna que otra vez lo intenté pero queriendo no querer equivocarme en nada, tal vez, algún que otro detrimento ocasioné, unas cuantas de horas robé y otras tantas de confianzas estafé. Y en el empeño de querer no herirte en nada, tal vez, enredé haciendo pensar que no sentía nada.
Y entonces vendrán días pero patirarán las ganas porque la culpa solo es de uno mismo por no saber dar la cara.
Eso es todo y todo es nada.