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Qué poquito tormento origina el proporcionar evidencia al desagrado, al fastidio, al incordio e, inclusive, a la irritación de la errónea conducta en el proceder de todos y cada uno de aquellos afines que se emperran en el hostigamiento inoportuno de acompasar nuestros días y cómo de manera incomprensible se atora enmudeciéndose en lo recóndito de los deseos más íntimos algo tan sincero a la par que sublime como un: ‘oye tú, ni te figuras lo mucho que me gustas’.

Irrefutablemente, el ser humano es un detestable cretino.

manifiéstese a su antojo