Hasta arrullar al coñazo podría ergotizar el móvil que me incitó a conculcar la normativa básica reguladora correspondiente exponiendo mi vida en ello al adentrarme en el mercado negro de las armas sin licencia para blindarme hasta las trancas con una pistola de puño retráctil. Pero tan solo declararé que mi paciencia me abandonó hecha migas así que anden con cuidado ya que mi persona está armada y cabe subrayar que es veterana ducha en su empleo.
Advertidos quedan y el que avisa no es felón.