Brotan de mis entrañas calmo llanto acunado en la amalgama de humo y mezcal, en el inmenso abrazo del oso, noches de canto en un quejido profundo de tiempos lejanos que profieren del ahorita que palpita en movimientos vivos y ya no urge consuelo, razón que merece la pena arder una y mil veces de nuevo.
Categoría: espineta
alicia
Bueno, pues ahora que los dos nos hemos visto el uno al otro -repuso el unicornio- si tú crees en mí, yo creeré en ti, ¿trato hecho?» —A través del espejo (L. Carroll)—
cronos
Un puñado de caramelos mentolados extra fuertes sin azúcar sobre la mesita baja del salón revueltos con los envoltorios de los que únicamente me he alimentado los últimos días. Cascos de botellas vacías desperdigadas aquí y allá según han ido cayendo sin empapuzar siquiera esta sequedad adusta de mi boca y ya apenas distingo entre el mal olor de mi desatendido aseo y el corrompido aire de la estancia.
conticinio
En el libro de la hojas de alambre anoto todo lo que sueño, todo lo que quiero; también todo aquello que amordazo y deseo. En el libro de las hojas de alambre invento emociones todos y cada uno de mis amaneceres para así poder escapar de la cama y engaño con cuentos fascinantes a las horas del día hasta que acudo a mi cita con todos y cada uno de mis intratables anocheceres.
la loca de las pinzas
La conocí en la terraza de un bar en la calle Valparaíso esquina con Felipe II, barrio del Porvenir. Era inevitable no fijarse en ella con aquel gesto de calma dilatada mientras jugueteaba con una pinza para tender la ropa, de esas, de madera algo manoseada pero que custodiaba como si de un preciado tesoro se tratara.
la granada
Khalil Gibran
Una vez, mientras vivía yo en el corazón de una granada, oí que una semilla decía:
-Algún día me convertiré en un árbol, y cantará el viento en mis ramas, y el sol danzará en mis hojas, y seré fuerte y hermoso en todas las estaciones.
Luego, otra semilla habló, y dijo: -Cuando yo era joven, como tú ahora, yo también pensaba así; pero ahora que puedo ponderar mejor todas las cosas, veo que mis esperanzas eran vanas.
Y una tercera semilla se expresó así: -No veo en nosotras nada que prometa tan brillante futuro.
Y una cuarta semilla dijo: – ¡Pero que ridícula sería nuestra vida, sin la promesa de un futuro mejor!
La quinta semilla opinó: -¿Para qué disputar acerca de lo que seremos, si ni siquiera sabemos lo que somos?
Pero la sexta semilla replicó: -Seamos lo que seamos, lo seremos siempre.
Y la séptima semilla comentó: -Tengo una idea muy clara acerca de cómo serán las cosas en lo futuro, pero no la puedo expresar con palabras.Y luego habló una octava semilla, y una novena, y luego una décima, y luego muchas, hasta que todas hablaban a un tiempo y no pude distinguir nada de lo que decían todas esas voces.
Así pues, aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi mudas.”