credo

Creo en la vida, apasionada y desalmada; en ocasiones fascinante y en otras tantas insoportablemente despiadada pero caeré diciendo que era buena la vida y que valía la pena vivir y reventar.

Creo en una sola miseria, la de espíritu, nacida del egoísmo extremo antes de todos los siglos: individualismo de individualismo, codicia de codicia, voracidad verdadera de voracidad verdadera, engendrada, no creada, de la misma naturaleza de la ambición por quien a toda bajeza ampara; que por nosotros, los hombres, y por nuestra ruindad deshabitamos la belleza de lo sencillo y por nuestra causa fue ensalzado en estos tiempos el sumo consumismo devastando el planeta que nos fue prestado; y por obra del espíritu de lo inevitable llegará el día que seremos castigados y de nuevo resurgirá el idealismo que rompa la pura pragmacia de un consumo que consume y deteriora para alcanzar la gloria y disfrutar con plenitud de la sensatez y la llaneza, y su reino no tendrá fin.

Creo en la verdadera libertad de pensamiento profundo, señor y dador de sabiduría, que procede del uso de la razón crítica, que junto con el conocimiento y el apego a entender dona un vasto legado de criterio y discernimiento, excitando el eterno aprendizaje de no saberse más que nadie en una perenne duda.

Creo en la dignidad con mayúsculas designada a todos por igual; que es una, justa, ecuánime e imparcial. Confieso que hay una única desobediencia para la manumisión de los acatamientos abochornada por la pleitesía y apaleada por la humillación propia. Espero el destierro más radical del despotismo, de la opresión o de la petulante tiranía que alimenta a la política de la mentira pero, ante todo, espero la vida de un mundo mejor en el amanecer de una nueva aurora.

Sueño con ello.

Amén.

manifiéstese a su antojo