mayo de dos mil dieciseis

Abres tu natalicio trigésimo séptimo desbordada de profusa tristeza e incapaz de diligenciar una maraña de sentimientos que te revuelca, que te envilece en pos de tu cobardía y te arroja despoblada próxima a tu desnudo aliento.

Te faltan las palabras de tan yerma de aliciente que estás empero tan llena de sueños delineando un nuevo entendimiento para saborear, finalmente, tu propia naturaleza exhortando tu parte más irracional, más primaria.

Derrumbar para levantar; independientemente de cuál sea el resultado.

A recordar en todo momento que debes ausentarte de tu molicie contemplativa acortando la distancia para probar, palpar, oler… igual, pensar menos permitiéndote la equivocación como un derecho.

Eternamente desubicada extrañando algo que no aciertas a descifrar y constantemente agradecida, inclusive, de no ser nada personal.

Descansa, que ya te despierto yo.


»Wake Me Up, Postmodern Jukebox