En el libro de la hojas de alambre anoto todo lo que sueño, todo lo que quiero; también todo aquello que amordazo y deseo. En el libro de las hojas de alambre invento emociones todos y cada uno de mis amaneceres para así poder escapar de la cama y engaño con cuentos fascinantes a las horas del día hasta que acudo a mi cita con todos y cada uno de mis intratables anocheceres.
absolución
Querido Padre,
Cansado vuelvo a ti, tras años de evanescencia hoy piso de nuevo tu casa que la ventura dispuso como si de una broma se tratase de única entrada accesible la puerta del perdón; esa que lleva años atrancada y tan solo se entreabre los días feriados para que hagan acto de presencia la plana mayor.
la canción
Cara al sol, te vas a poner morena
tu novio no te va a querer.
Déjalo, que mi novio no me quiera
me quiere un requeté.
Y el requeté me compra caramelos
y me lleva al cine cuando quiero.
¡Váyase mi novio a barrer
que me quedo con el requeté!
[060]
Agobiado. Molesto. Bueno no, agobiado como una de esas ratas que corren y corren en una rueda sin fin o deambulan entremedio de un laberinto del que jamás encuentran la salida. Pues eso, agobiado como una rata salgo a la calle.
Salgo a la calle a encontrarme, salgo a cruzarme con alguien, a dejar de existir. Salgo a emborracharme para dejar de mentir, para olvidarme de volver a ser quién fui porque si te miro a los ojos tan solo me veo a mí.
la loca de las pinzas
La conocí en la terraza de un bar en la calle Valparaíso esquina con Felipe II, barrio del Porvenir. Era inevitable no fijarse en ella con aquel gesto de calma dilatada mientras jugueteaba con una pinza para tender la ropa, de esas, de madera algo manoseada pero que custodiaba como si de un preciado tesoro se tratara.
[059]
Y duele más los sueños que se precipitan en el despertar de la imposibilidad y la esperanza se encierra en un cuarto oscuro de un sótano que nadie sabe dónde está y el deseo se cansa porque no recuerda cuándo fue la última vez que recorrió su cuello la sinceridad y la ilusión ahora va y ya no respira y de nuevo recojo pedazos de mí y ya no quiero nada, ¡ea!
Y si tú…
Y si yo…