ágape

Hoy, al igual que este día de cada año desde que nací, es mi cumpleaños.

Más concretamente, mi cuadragésimo aniversario y me gesto en el devaneo de pasar a mejor vida. Literal. Es decir, con esta frase hecha no me valgo de una alegoría para aludir a cualquier otro aspecto que no sea, esto, que quiero decir. Me muero en la definición exacta de la palabra: morir, dejar de vivir.

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[053]

Hace algo más de una semana que mi vecindario ha tenido a bien renunciar a la fastidiosa práctica de aplausos, cacerolada, música inapropiada, rifas, fiestas varias y un largo etcétera de despropósitos dispares en los que jamás he cooperado.

Esta tarde, en un alarde de intrepidez sin igual en mí, he acondicionado el tocadiscos lo más próximo que me ha sido posible al ventanal abierto de par en par y una vez configurado el modo repetición con el volumen a todo carajo les he homenajeado con la gran balada ‘Caca culo pedo pis‘ de Los Punkitos, mientras humeaba un gustoso pitillo sentada en la barandilla.

Créame, ha sido algo poéticamente patético y sí, creo que paso demasiado tiempo sola.

la lámpara

El equilibrio informal prescinde de la simetría y se obtiene contrastando los pesos visuales de los elementos, buscando diferentes densidades, tanto formales como cromáticas, que nos permite armonizar visualmente dentro de una asimetría intencionada. Y en eso andaba enfrascada cuando me dispuse a agenciar la luminaria para la estancia del hogar destinada al yacimiento propio.

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en busca de la felicidad

—No, me niego, no voy a aceptarla. No dejaré que cometas este error, no puedes irte así sin más. No puedes hacerme esto.

He perdido la cuenta de las horas que llevo sentado frente a ti. Encerrados en esta habitación. Oyendo sin oír de fondo tu inacabable runrún cargante de palabras vacuas. Interpretando escrupulosamente cada uno nuestra correspondiente comedia de la que ya no formo parte.

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el parque

Como buen ciudadano que soy de este terruño, hoy al igual que mis compatriotas, gozo de tres mil seiscientos segundos para la práctica de deporte individual o un único paseo con una distancia no superior a cien mil centímetros respecto a mi domicilio tras largos días de confinamiento.

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rubáiyátas

Recuerdo la mañana que apareció en la biblioteca del centro; de inmediato la vocinglería allí reunida se acalló bajo su figura enjuta y desgarbada. El pelo desaliñado y un encarnado pañuelo anudado al cuello acentuaban ese aire bohemio de aquel que no sabe dónde está ni tampoco le importuna en demasía.

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